Luis Caputo pasó en dos meses de dudar hasta último momento en aceptar la “papa caliente” del Ministerio de Economía de un país quebrado como la Argentina, a transformarse en un funcionario empoderado, que en pocas horas se cruzó con el poderoso sindicalismo peronista, con diputados de alto perfil como Miguel Pichetto y con poderosos gobernadores de provincias estratégicas. 

¿El ministro salió empoderado de esa trifulca? Por ahora, se quedó con el estratégico sector de Infraestructura tras el despido sin miramientos de Guillermo Ferraro por un aparente desliz lingüístico con un periodista, y ahora estará a cargo también de la obra pública, un área central para presionar a las provincias si hace falta y controlar hasta el último centavo de la plata grande que invierte el Estado.

La contraofensiva de los mandatarios provinciales amaga ser brutal: el gobernador de Río Negro, Alberto Weretilneck, pidió al Gobierno nacional que “deje de amenazar y convoque al diálogo”, y lanzó una advertencia temeraria: “Tendremos que defendernos, podemos dejar sin energía al Gobierno nacional”.

Las amenaza de Weretilneck -quien ganó la gobernación por Juntos Somos Río Negro, una alianza conformada por la UCR, el PJ y partidos locales, fueron acompañadas, aunque con un tono menos dramático, por el resto de los gobernadores patagónicos-, podría adquirir una gravedad institucional enorme si no se atiende rápido ese frente. 

El gobernador hasta podría ser denunciado por un intento de sedición, exageraban mileístas de paladar negro. Dudoso que la sangre termine llegando al río, pero a Milei se lo ve tan furioso con los gobernadores que si no se abre una línea de diálogo el episodio puede terminar en instancias de enfrentamiento entre Nación y provincias pocas veces vistas en la Argentina.

La rápida salida de un ministro y el nuevo rol de Caputo

La razón de la salida de Ferraro, además de su verborragia con periodistas, sería que Infraestructura era el único Ministerio que parecía no haber empezado a funcionar, ya que los funcionarios de terceras líneas serían los que realmente mantienen operativa la gestión, porque los secretarios ni siquiera habían sido nombrados.

En esferas políticas dicen que Caputo en realidad nunca quiso que existiese ese Ministerio, porque justamente la obra pública constituye una prenda de negociación esencial para cualquiera que maneje el presupuesto. “Manejar las obras es central para hacer el ajuste”, razonaban cerca del Palacio de Hacienda. 

No casualmente, el ministro más poderoso de la era kichnerista fue Julio De Vido, quien manejó la obra pública y terminó en prisión. 

Ahora, Caputo tendrá a cargo Obras Públicas, Transporte, Vivienda y la Secretaría de Comunicaciones y Conectividad, encargada de la licitación de la banda 5G, que generará ingresos por cientos de millones de dólares al Tesoro. 

Algunos exageraban y decían que Toto Caputo será el ministro más poderoso de la historia de la democracia, al menos desde 1983. Pero Domingo Cavallo en los ’90, y en parte Roberto Lavagna durante los gobiernos de Eduardo Duhalde y Néstor Kirchner, también fueron ministros de alto perfil y muy considerados por la ciudadanía.

Caputo carece del carisma de Cavallo, pero en los últimos días empezó a subir el perfil. ¿Fue por pedido de Milei? ¿Fue porque cree que hay peronistas y gente del PRO que se lo quieren llevar puesto?

Caputo ya le había arrebatado a Ferraro, en el momento del diseño del gabinete, dos áreas clave: Energía y Minería. Cerca de la Casa Rosada aseguran que, a diferencia de lo que hubiese pasado con cualquier otro presidente, los posteos de Caputo buscando amedrentar gobernadores el miércoles, que bloquearon la media sanción de la Ley Ómnibus en la Cámara de Diputados, no generaron incomodidad del jefe de Estado, sino una felicitación. 

Habrá que ver si esa supuesta contratulación se mantiene en caso de que haya una rebelión en las provincias. 

«Hoy mantuve reunión con el secretario de Hacienda y la subsecretaria de Provincias para delinear todas las partidas provinciales que se recortarán inmediatamente si alguno de los artículos económicos es rechazado. No es una amenaza, es la confirmación de que vamos a cumplir con el mandato que nos han dado la mayoría de los argentinos de equilibrar las cuentas fiscales para terminar con décadas de inflación y flagelo económico«, posteó Caputo. ¿Alguien debería bajarle un cambio? ¿O Milei le habrá dicho que acelere a fondo hasta el final?

Los temas claves en debate de la ley ómnibus.

Uno de los puntos centrales que trabará la discusión en el recinto -que se espera que se inicie el próximo martes, aunque la negociación aún no está cerrada- es la suba de retenciones a las exportaciones, objetada por buena parte de los gobernadores. El otro es cuál será la fórmula de aumento de las jubilaciones.

Los cruces generaron también rechazos en el recinto. Pichetto, quien forma parte de las discusiones por los bloques “independientes”, dijo que Caputo “no tuvo la valentía de venir al Congreso, tiene que dejar de apretar a los gobernadores y tratar de buscar acuerdos con los gobiernos provinciales en lugar de amenazarlos. Si el gobierno no va a un camino de coalición, tendrá dificultades».

En este clima recalentado, Milei sale a darle un espaldarazo a Caputo al sumarle más poder y áreas de influencia. Y lo hace en medio de una negociación en la que el oficialismo tiene mucho que perder. ¿Milei hará concesiones para lograr la ley ómnibus? Es la gran pregunta que se hacían sectores del establishment, que buscan un mejor clima de inversión en la Argentina, para que sus empresas prosperen. Se conforman con eso.

NOTICIAS ARGENTINAS