El juez Darío Alarcón impuso la prisión preventiva sobre María Inés Castro Cámara, pero también concedió la falta de mérito para sus hijos de 24 y 17 años, en la investigación por la muerte dudosa del mecánico y prestamista Walter Kring. Así lo confirmó su abogado defensor, César Barrojo.
Kring fue encontrado la noche del 30 de junio frente a su casa del barrio Siglo XXI, con un disparo en la sien. Castro Cámara había resuelto separarse y esa noche volvió a buscar sus pertenencias y allí se suscitó un nuevo episodio, donde él le pidió un arma y en un confuso episodio terminó herido de muerte. La defensa sostiene que se trató de un suicidio, mientras que el fiscal Martín Silva no descarta el homicidio, por ahora.
Justamente, el juez Alarcón la imputó provisoriamente por supuesto homicidio, hasta descartar o confirmar esa hipótesis, por lo que seguirá detenida.
“Nosotros habíamos pedido la falta de mérito para Castro y los hijos, pero el juez le impuso prisión preventiva a ella y nos dio la falta de mérito para los chicos. O sea que ella es la única que quedó privada de la libertad por ahora es la señora, aunque ya estamos preparando los escritos para impugnar la resolución porque entendemos que todas las pruebas del expediente hablan de suicidio y no de homicidio”, explicó Barrojo.
La defensa sostiene que pese a la imputación de homicidio, no está acreditado el motivo ni el hecho material: hay una muerte en una circunstancia confusa. “Nosotros tratamos de aclararla con los testimonios de los acusados y las pruebas, pero es muy difícil que un juez se desprenda de un acusado cuando tiene una persona muerta. Y deja para la Cámara de Apelaciones o de juicio resuelvan estas cuestiones”.
La fiscalía sostiene que Castro incurrió en contradicciones y que se le detectaron manchas de pólvora en sus manos. “La fiscalía tiene documentado que la mujer es quien tenía el arma y él se la quitó. Y ese episodio sucedió frente a un vecino, antes de la muerte. Además, que tenga rastros de pólvora no significa que sea el autor del delito: Kring también tenía restos en ambas manos y en mayor proporción”, esgrimió Barrojo.
El abogado también sostuvo que la característica del disparo sería típica del suicidio. “Acá se dan todos los elementos: el arma apoyada en la sien; un disparo que produce ahumamiento y quemaduras; desgarró la piel y produjo un orificio importante, porque la persona se puso el arma (en la cabeza) y disparó. Aparte, la diferencia de la envergadura física entre el hombre y la mujer es importante y es poco probable que ella pudiera tener el dominio del hecho para ponerle la pistola en la cabeza y que él no intente defenderse”.
Barrojo también argumentó que también presentaron como evidencia mensajes de texto “donde hasta los hijos veían la conducta del padre amenazando que se iba a pegar un tiro si la mujer lo dejaba”. También refirió que durante la relación su defendida sufrió violencia de género y Kring «hasta le efectuó un disparo» intimidatorio.