Por Eduardo Espeche

El origen de Santiago del Estero ha sido difuso y discutido durante siglos y la Academia Nacional de Historia fijó el 25 de julio de 1553 y designó a Francisco de Aguirre como fundador -bajo una fuerte influencia política-, para recibir a Juan Domingo Perón en el Cuarto Centenario. Recién hace pocas décadas se encontró una prueba fundamental para reivindicar a Juan Núñez de Prado como su verdadero fundador, el 29 de junio de 1550, como El Barco del Nuevo Maestrazgo de Santiago.

 

La mayor parte de la academia histórica hoy concuerda en que Diego de Rojas fue el primer adelantado que se aventuró desde el Perú y murió a manos de los indios en Maquijata, en 1544. Luego le siguió Juan Núñez de Prado, quien fundaría las tres ciudades de El Barco en Tucumán, Salta y finalmente en la primigenia Santiago. El problema fundamental era que las actas de fundación de El Barco III se perdieron o destruyeron, en tiempos turbulentos por los ataques de los indígenas o los desastres naturales.

Diego de Rojas, Juan Núñez de Prado y Francisco de Aguirre.

“No se sabe qué pasó con las actas. Aguirre tomó la ciudad y envió preso a Núñez de Prado a Chile; luego lo enviaron a Perú, donde inició un proceso contra Valdivia y Aguirre. Núñez de Prado gana ese litigio y el virrey le dice que vuelva a Santiago y tome la ciudad porque es el gobernador y capitán general. Pero nunca volvió al Tucumán”, explicó Juan Viaña, director del Archivo Histórico Provincial.

 

A Francisco de Aguirre lo apresan tiempo después y se le inicia un juicio, cuestionado por la iglesia por su abierto anticlericalismo al sostener que le convenía «más un herrero que un cura», y su comportamiento escandaloso porque llamaba «a embarazar indias porque los mestizos eran más fáciles de cristianizar». Pero como ya se había marchado el pacificador del Perú, Pedro de La Gasca, quien había enviado a Núñez de Prado, el virrey le otorgó el juicio a Aguirre, quien volvió como gobernador a Santiago. Después Aguirre se fue de Santiago y volvió a La Serena, la ciudad también fundada por él en el actual Chile.

La ciudad entonces era poco más que una aldea, con una plaza central con el cabildo y la iglesia, y una cuadrícula alrededor donde se habían distribuido los solares para los vecinos notables. En la periferia se hacinaban los indios destinados a las encomiendas, con las que los españoles explotaban a los nativos.

Viaña sostiene que es inconcebible que en el Siglo XXI, casi cinco siglos después, se discuta quién fundó Santiago. “Hoy se prueba en base a documentación y no al parecer de un historiador u otro. Lo concreto es que en el momento en que nace esta polémica en los años 50 no había documentación concreta. Y la Academia Nacional y la Junta Provincial de Historia tomaron como indicio algunas actas capitulares de 1760-1774, donde se decía que Aguirre fundó la ciudad. Gracias al descubrimiento del investigador Gastón Doucet en 1981, en Bolivia, de un documento en el que un escribano de gobierno dice que en 1590 tuvo en sus manos las actas donde se indica que Juan Núñez de Prado fundó la ciudad de El Barco, que hoy es Santiago del Estero. Y plantó en ella el árbol de la justicia, hizo repartimiento de solares y formó el cabildo”.

El escribano de gobierno Gerónimo Vallejos señala más adelante que “luego, por orden del gobernador (de Chile) Pedro de Valdivia, Francisco de Aguirre retomó la ciudad, la mudó y le cambió el nombre”. Valdivia veía con preocupación la expedición y fundación de Núñez de Prado en proximidades de su jurisdicción, que competía con Perú.

Viaña se encargó de rastrear ese documento hasta que logró una copia certificada, que se le remitió desde de Sucre, donde en la colonia funcionaba la audiencia real.

 

Esas actas se originaron en una disputa entre Juan Ramírez de Velasco y sus cabildantes, pero sirven para probar que la ciudad que trasladó Aguirre mantuvo no sólo parte del nombre de la fundada por Núñez de Prado: “siguieron los mismos cabildantes, mantuvo la misma estructura, leyes y administradores de la ciudad. No cambió ni política ni institucionalmente, tan solo la mudó”.

 

¿POR QUÉ SE LLAMÓ EL BARCO SI ESTABA LEJOS DEL MAR? ¿Y SANTIAGO?

Núñez de Prado denominó El Barco a esas primeras ciudades para congraciarse con Pedro de la Gasca, un eclesiástico nacido a fines del siglo XV en Barco de Ávila, Castilla, que fue enviado por Carlos V a pacificar el Perú, cuando estaba a punto de separarse del reino por una insurrección encabezada por Gonzalo Pizarro, hermano menor del conquistador Francisco.

 

El sacerdote con pocos recursos logró volver a los rebeldes contra el propio caudillo y lo derrotó sin pelear en Xaquixaguana. Luego ordenó que Pizarro fuese decapitado. Pacificó el país y rechazó cualquier recompensa por su servicio. Volvió a España en 1550, cuatro años después de su partida y ejerció un episcopado hasta su muerte, en 1567. En honor a la ciudad natal de La Gasca, Juan Núñez de Prado llamó «El Barco» a los tres asentamientos precursores de la que sería Santiago del Estero.

Juan Núñez de Prado.

Francisco de Aguirre la movió a unos pocos tiros de arcabuz de distancia. Y mantuvo el nombre Santiago (que ya había utilizado Núñez de Prado) porque los conquistadores se lanzaban a la batalla al grito de «Por Santiago, a ellos», en honor al apóstol mayor, y Estero por los pantanos que predominaban a orillas del Dulce. Las apariciones del apóstol Santiago datan de la Reconquista y también se atestiguaron en América. Así lo hicieron al tomar prisionero al emperador inca Atahualpa, con Pizarro a la cabeza. Los cronistas dicen que una aparición del santo a caballo surgió en los tejados de Caxamalca, donde masacraron entre 2 y 10 mil incas prácticamente desarmados, según distintas fuentes (G. Prescott, Historia de la Conquista del Perú).

 

¿DÓNDE ESTABAN SITUADAS EL BARCO Y SANTIAGO DEL ESTERO?

En los años 50, Eudocio Palacios fue uno de los que se opuso a que la Academia Nacional le adjudicara la gloria de la fundación a Aguirre y, con el Instituto Militar, se hizo una prueba para recrear la distancia que alcanzaba un disparo de arcabuz y esto dio 1.400 metros. Esto permitió determinar la ubicación original de El Barco a la altura del barrio La Católica y la avenida Costanera del río Dulce.

 

Aguirre la mudó hacia el Sur unos 1400 metros, cerca de la avenida Alsina y Costanera del río Dulce, teniendo en cuenta las ordenanzas de Felipe II y otras, que indicaban que debían erigirse a la margen derecha de los ríos, vistos de Norte a Sur. Viaña y el historiador Raúl Lima ubicaron allí la primigenia ciudad y el Concejo Deliberante aprobó recientemente una ordenanza para levantar allí un monumento en homenaje a Núñez de Prado. En  2019 ya se había incorporado el 29 de junio, en homenaje a Núñez de Prado, dentro del cronograma de festejos del aniversario de la ciudad.

Francisco de Aguirre.

Pero los historiadores no quitan mérito a Aguirre, porque se demostró tenaz en el abastecimiento y la defensa de la ciudad, mientras que Núñez de Prado no había podido mantener sus fundaciones con El Barco, hasta que fue apresado. “No se busca cambiar el 25 de julio como fecha de festejo. Santiago del Estero llegó hasta hoy gracias a Francisco de Aguirre”, indicó.

 

UNA POLÉMICA DECISIÓN DE LA ACADEMIA DE HISTORIA

En cercanías del cuarto centenario de la fundación, en 1949, cuando gobernaba Santiago del Estero Javier González, la Academia Nacional de Historia comenzó a debatir la fundación de la ciudad, con apoyo de la presidencia de la Nación, entonces a cargo de Juan Domingo Perón. Y un personaje clave en ese proceso fue el historiador Alfredo Gargaro: para justificar el 25 de julio de 1553 tomaron varias actas capitulares de fines del siglo XVIII, donde se atribuía a Aguirre la fundación de Santiago. No obstante, “la resolución dice que se toma esta fecha y a Aguirre como fundador, en tanto no aparezca otra información en contrario. Eso es importante porque deja abierta la puerta a nuevos hallazgos que aporta Gastón Doucet”, aclaró Viaña, para señalar que la academia sugería la provisoriedad de sus conclusiones.

Juan Perón en Santiago, en 1953 (captura de video Sucesos Argentinos).

Sin embargo, Perón no acudió el 25 julio a Santiago y los festejos se suspendieron un mes, ya que el presidente guardaba aún luto por la muerte de Eva Duarte, ocurrida el 26 de julio de 1952. Recién visitó Santiago del Estero el 28 de agosto de 1953 y dio un discurso de clausura ante la academia, en el teatro 25 de Mayo. Inauguró la Casa de Gobierno y la escuela Normal Manuel Belgrano, entre otras obras, y dos días después regresó a Buenos Aires. Esa decisión consagró la fecha y al fundador de Santiago, aunque 30 años después sería refutada. Pero aún así, la historia oficial cristalizada en ese congreso aún se enseña en las escuelas.

 

PASANDO EN LIMPIO

Juan Viaña y Raúl Lima coinciden en que “queríamos que se reconozca el 29 de junio como una fecha, no de festejo, sino para conmemorar a Núñez de Prado como fundador y que se erija un monumento en la zona aproximada donde estuvo la ciudad de El Barco III. Y que se cree un polo turístico. Como dijo Alen Lascano, hubo una tríada: el conquistador que ingresa fue Diego de Rojas, el fundador Núñez de Prado y Aguirre el definitivo poblador y gobernador que llevó adelante Santiago del Estero”.

 

Por último, la fecha de fundación también fue motivo de polémica durante largo tiempo porque algunos investigadores indicaban que Aguirre llegó en diciembre, cerca de Navidad, otros en mayo, para tomar la ciudad. Pero Viaña retornó a la contundente prueba documental de Gastón Doucet: “El documento de Gerónimo Vallejos –de 1590- dice claramente que el 25 de julio de 1553 Aguirre mudó la ciudad y le cambió el nombre. Son inamovibles esa fecha y los festejos que tenemos del 25 de Julio porque al margen de la fundación de la ciudad, tenemos también la celebración de Santiago Apóstol, donde la catedral saca su figura alrededor de la plaza. Y creo que no se debería tocar la figura de Francisco de Aguirre porque nos ayudó a llegar hasta donde hoy es Santiago del Estero”.

 

La revisión de la historia y la aparición de documentación clave  -probablemente no sea la última en ser descubierta-, permitió comenzar a aclarar el pasado de Santiago y determinar el rol de sus precursores. Ya se dieron los primeros pasos hacia una reconstrucción más precisa de aquellos brumosos tiempos fundacionales.